Qué es la terapia sexual? Y dónde encontrar un terapeuta sexual?

Escrito Por: Sofia Arlo | 21 de diciembre de 2025
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Tabla de Contenido

Aviso legal: Este artículo es solo informativo y no constituye asesoramiento médico, psicológico ni legal. Si necesitas orientación personal, consulta a un profesional cualificado; si estás en peligro inmediato o ante una emergencia, contacta con los servicios de emergencia locales.

¿Qué es la terapia sexual?

La terapia sexual es una forma especializada de psicoterapia que aborda las preocupaciones sexuales explorando los factores psicológicos, emocionales, relacionales y culturales que influyen en la vida sexual de una persona, en lugar de centrarse únicamente en los síntomas físicos. Está basada en evidencia y la realizan profesionales de salud mental con formación específica. 

La terapia sexual puede ayudar con una amplia variedad de temas, incluyendo baja libido, dificultades de excitación u orgasmo, dolor durante el sexo, ansiedad de rendimiento y diferencias de deseo entre las parejas. Tanto personas individuales como parejas pueden buscar apoyo mediante terapia sexual. 

Cuando corresponde, el terapeuta sexual puede coordinarse con profesionales médicos como ginecólogos o urólogos para tener en cuenta factores hormonales, neurológicos u otras causas físicas.

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Terapeuta sexual vs. sexólogo: ¿cuál es la diferencia?

En internet hay mucha confusión sobre qué es un terapeuta sexual y qué es un sexólogo. Mucha gente asume que los términos significan lo mismo, pero no es así.

Imagen de una terapeuta sexual con un paciente y, en el lado derecho, una sexóloga en su laboratorio.

La diferencia principal es el tipo de trabajo que realizan: un terapeuta sexual ofrece principalmente psicoterapia para preocupaciones sexuales, mientras que un sexólogo trabaja en el campo más amplio de la ciencia de la sexualidad humana, a menudo a través de investigación, educación, salud pública o consultoría.

La licencia y la formación es otra diferencia clave. Los terapeuta sexual suelen ser profesionales de salud mental con licencia, con formación clínica verificada y entrenamiento supervisado. En cambio, “sexólogo” no es un título legalmente protegido en muchos lugares; por eso, aunque muchos sexólogos tienen una formación formal extensa, otros pueden no tenerla, y la preparación y las credenciales pueden variar bastante.

En el trabajo del día a día, los terapeuta sexual suelen llevar sesiones con clientes, evaluar síntomas y aplicar técnicas terapéuticas para ayudar a generar cambios. Los sexólogos, por su parte, pueden dar clases, escribir, investigar, crear materiales educativos o asesorar a organizaciones. Su investigación puede abarcar conducta sexual, relaciones, funcionamiento sexual y biología relacionada (como hormonas, excitación y fisiología). 

Dicho esto, también hay solapamiento: algunos profesionales son ambas cosas; por ejemplo, un terapeuta con licencia que además investiga sexualidad o enseña como sexólogo.

¿La terapia sexual es solo para parejas?

La terapia sexual no es solo para parejas; también es para personas individuales. No necesitas estar en una relación para trabajar temas sexuales, y muchos de los problemas más comunes son individuales, como baja libido, ansiedad de rendimiento, dificultad para llegar al orgasmo, dolor durante el sexo, sentimientos de vergüenza o preocupaciones relacionadas con el porno o conductas sexuales compulsivas.

Terapeuta sexual en su consulta con una pareja.

También puede ser una herramienta muy potente para ganar confianza y autoconocimiento, ayudando a trabajar la imagen corporal, la ansiedad, las creencias sobre el sexo o hábitos que afectan al bienestar sexual. Para quienes están solteros, la terapia sexual puede ser especialmente útil para construir patrones más saludables antes de empezar a salir con alguien: comunicación más clara, límites más firmes y mejores decisiones en torno a la intimidad.

Aunque muchas parejas sí asisten juntas a terapia sexual, especialmente por diferencias de deseo, problemas de comunicación o conflictos repetidos relacionados con el sexo, no es un requisito. Mucha gente empieza por su cuenta y más adelante incorpora a su pareja cuando resulta relevante o útil. 

Razones comunes por las que la gente busca terapia sexual

Si no tienes claro si la terapia sexual es adecuada para ti, la lista de abajo puede ayudarte a hacerte una idea de los motivos más habituales. Ten en cuenta que son solo ejemplos: si tu situación no aparece, eso no significa que la terapia sexual no pueda ayudar o que tu preocupación no merezca atención.

Para personas individuales

  • Bajo deseo sexual o pérdida de libido
  • Caída repentina del interés por el sexo tras estrés o burnout
  • Dificultad para excitarse
  • Dificultad para llegar al orgasmo
  • Dolor durante el sexo 
  • Vaginismo / tensión muscular involuntaria
  • Dificultades de erección 
  • Eyaculación precoz
  • Eyaculación retardada
  • Ansiedad de rendimiento
  • Miedo a la intimidad o evitación de situaciones sexuales
  • Vergüenza, culpa o incomodidad relacionadas con el sexo
  • Educación estricta o creencias negativas sobre la sexualidad
  • Inseguridad con la imagen corporal que afecta la confianza sexual
  • Dificultad para comunicar necesidades o preferencias
  • Querer explorar deseos o fantasías de forma segura
  • Confusión sobre preferencias sexuales o turn-ons
  • Recuperar la confianza sexual tras una ruptura o una traición
  • Sanar después de una experiencia sexual negativa
  • Manejar conductas sexuales compulsivas o preocupaciones por uso excesivo de porno
  • Estrés, ansiedad o depresión que impactan el sexo
  • Efectos secundarios de medicamentos que afectan la libido o el orgasmo
  • Cambios hormonales o por etapa de vida (posparto, menopausia, envejecimiento)
  • Dificultades sexuales relacionadas con enfermedad, cirugía o dolor crónico
  • Dificultad para tener citas o construir conexión sexual con nuevas parejas
  • Querer una relación más saludable con la masturbación

Para parejas

Una pareja angustiada en su dormitorio que necesita un terapeuta sexual.

  • Diferencias de deseo (una persona quiere sexo más que la otra)
  • Preferencias distintas o turn-ons incompatibles
  • Ciclos repetidos de rechazo y sentimientos heridos alrededor del sexo
  • Pérdida de chispa o intimidad en relaciones de larga duración
  • El sexo se siente rutinario, con presión o “transaccional”
  • Dificultad para iniciar el sexo (por una o ambas partes)
  • Problemas para hablar de sexo sin conflicto
  • Resentimiento o conflictos no resueltos que afectan al sexo
  • Problemas de confianza tras infidelidad o acuerdos rotos
  • Reconstruir la intimidad física después de una traición
  • Desacuerdos sobre el uso de porno
  • Desacuerdos sobre la masturbación o la privacidad
  • Gestionar relaciones abiertas o acuerdos de no monogamia
  • Problemas de límites y celos en la no monogamia
  • Diferencias en aventura sexual o tolerancia al riesgo
  • Dolor durante el sexo que afecta la intimidad de la pareja
  • Dificultades de erección u orgasmo que impactan la dinámica de la relación
  • Presión de rendimiento causada por expectativas o patrones previos
  • Cambios por embarazo/posparto que afectan deseo y comodidad
  • Cambios por menopausia o envejecimiento que afectan sexo y conexión
  • Horarios incompatibles, agotamiento o sobrecarga por crianza que apagan la intimidad
  • Recuperación tras enfermedad, discapacidad o cirugía que cambia la función sexual
  • Sentirse emocionalmente desconectados y querer recuperar la cercanía
  • Dificultades con el afecto, el contacto o la intimidad no sexual
  • Negociar frecuencia, variedad y “qué cuenta” como sexo
  • Abordar discusiones recurrentes activadas por temas relacionados con el sexo
  • Volver a aprender un sexo centrado en el placer tras años de estrés

Qué esperar en terapia sexual

La primera sesión normalmente empieza con que expliques qué te trajo y qué te gustaría cambiar o mejorar. Al principio, el terapeuta sexual aclarará los límites, que siempre puedes decir “no”, y cómo suelen funcionar sus sesiones en particular. La terapia sexual es solo terapia conversacional, sin contacto sexual. Al final de la sesión (o dentro de las primeras sesiones), lo habitual es acordar un plan de tratamiento: sesiones individuales, sesiones de terapia sexual pareja o una combinación, junto con una idea realista de cómo podría verse el progreso.

El tratamiento continuo suele incluir preguntas más detalladas sobre tus síntomas, el contexto de la relación, niveles de estrés, salud mental, antecedentes médicos relevantes y tu historia sexual, siempre solo hasta donde te sientas cómodo/a compartiendo. Juntos buscaréis factores que puedan contribuir, como ansiedad, patrones de comunicación, vergüenza, experiencias pasadas, hormonas o medicación, sueño y dinámicas de la relación.

El objetivo suele ser primero entender de dónde viene el problema y luego trabajar en resolverlo o en construir herramientas prácticas para reducir el malestar. También puedes recibir “tareas” para casa, como ejercicios de comunicación, journaling, mindfulness o ejercicios de intimidad estructurados para probar en privado. Las técnicas pueden incluir herramientas basadas en TCC (terapia cognitivo-conductual), estrategias de respiración, exposición gradual y replantear expectativas. Y si el dolor o los problemas de funcionamiento sexual sugieren un componente médico, el terapeuta sexual puede recomendar colaborar con un médico.

Con el tiempo, las sesiones suelen pasar de la evaluación a la práctica: revisar lo que probaste, ajustar estrategias y comprobar de forma regular qué está mejorando, qué está bloqueado y cuál es el siguiente paso.

Mitos y malentendidos sobre la terapia sexual

Mito 1: La terapia sexual es un tratamiento físico.

Realidad: La terapia sexual legítima es solo conversacional. No hay contacto sexual en las sesiones.

Mito 2: La terapia sexual solo se centra en el sexo.

Realidad: A menudo incluye emociones, estrés, ansiedad, dinámicas de la relación, experiencias pasadas y comunicación, porque todo eso suele afectar al sexo.

Mito 3: La terapia sexual garantiza una solución.

Realidad: Ayuda en muchos casos, pero algunos temas requieren un enfoque combinado (terapia + atención médica + trabajo de pareja), y los resultados varían según la persona y la situación. En última instancia, el terapeuta guía, pero el resultado depende de ti (y de tu pareja).

Mito 4: La terapia sexual es solo para problemas médicos relacionados con el sexo.

Realidad: Muchas personas acuden por motivos no médicos como estrés, confianza, vergüenza, diferencias de deseo o preocupaciones de pareja.

Mito 5: Todos los terapeutas sexuales tienen la misma formación y educación.

Realidad: Las credenciales varían. Busca un profesional de salud mental con licencia, formación específica en terapia sexual y una certificación reconocida.

Mito 6: La terapia sexual es solo para problemas sexuales “serios”.

Realidad: Es para cualquiera que quiera apoyo con bienestar sexual, intimidad, comunicación o cambios en su vida sexual, grandes o pequeños.

Terapia sexual vs. sex coaching

Hemos cubierto la terapia sexual en profundidad, así que a estas alturas debería quedar claro que es una forma de psicoterapia diseñada para ayudar a las personas a trabajar preocupaciones sexuales y desafíos de pareja.

El sex coaching, en cambio, está mucho más orientado a habilidades prácticas y suele centrarse en mejorar la vida sexual de la pareja y maximizar el placer. En el coaching de parejas, eso a menudo significa aprender a comunicarse sobre sexo, mejorar la iniciativa, y crear mejores rutinas de preliminares con el ritmo adecuado, más variedad y enfoque en lo que realmente funciona para cada persona.

Muchos coaches usan el “mapeo del placer” (pleasure mapping) para aclarar turn-ons y turn-offs, junto con educación sexual práctica sobre anatomía, excitación, lubricación y mitos comunes sobre qué suele resultar estimulante para cada tipo de cuerpo.

También es bastante común que los sex coaches den consejos y técnicas sobre prácticas sexuales como masturbación manual, sexo oral, distintas posiciones, sexo anal y otras prácticas.

Y si una pareja se siente atrapada en la rutina o quiere explorar nuevos kinks, un coach puede proponer ideas frescas y ayudar a abordarlos de forma segura. (Nota: Si tú y tu pareja queréis ideas nuevas de actividades sexuales para probar, echad un vistazo a nuestro test sexual para parejas con 175 preguntas).

Cómo se llega a ser terapeuta sexual

Convertirse en terapeuta sexual suele empezar igual que convertirse en cualquier psicoterapeuta con licencia: se obtiene un posgrado relevante (por ejemplo, psicología o psiquiatría), se completa formación clínica supervisada y se consigue la licencia para ejercer psicoterapia en tu región.

A partir de ahí, normalmente se añade formación especializada en terapia sexual, que a menudo incluye educación estructurada en sexualidad humana y, después, un entrenamiento específico de habilidades de terapia sexual.

Existen organizaciones profesionales que describen estándares de formación y vías de certificación para quienes trabajan como terapeuta sexual; en España, por ejemplo, la AEPS (Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología) y la FESS (Federación Española de Sociedades de Sexología).

Preguntas Frecuentes

¿Qué es un terapeuta sexual?
Un terapeuta sexual es un profesional de la salud mental con licencia que utiliza psicoterapia para ayudar con preocupaciones sexuales y malestar relacionado con la intimidad.
¿Qué hace un terapeuta sexual?
Ayuda a las personas a entender qué está causando el problema, mejorar la comunicación y desarrollar estrategias para reducir el malestar y mejorar la intimidad.
¿Cómo se llega a ser terapeuta sexual?
La mayoría de los caminos incluyen un posgrado clínico, la licencia para ejercer psicoterapia y una formación especializada en terapia sexual.
¿Funciona la terapia sexual online?
Puede funcionar muy bien para muchos temas porque las sesiones son conversacionales, pero los síntomas médicos (como el dolor) también pueden requerir una evaluación médica presencial.
¿La terapia sexual es solo para parejas?
No. Muchas personas acuden a terapia sexual por deseo, ansiedad, dificultades con el orgasmo, dolor, vergüenza o para construir patrones más saludables alrededor de la intimidad, incluyendo terapia sexual pareja cuando corresponde.

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