Qué es la terapia sexual? Y dónde encontrar un terapeuta sexual?
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Aviso legal: Este artículo es solo informativo y no constituye asesoramiento médico, psicológico ni legal. Si necesitas orientación personal, consulta a un profesional cualificado; si estás en peligro inmediato o ante una emergencia, contacta con los servicios de emergencia locales.
¿Qué es la terapia sexual?
La terapia sexual es una forma especializada de psicoterapia que aborda las preocupaciones sexuales explorando los factores psicológicos, emocionales, relacionales y culturales que influyen en la vida sexual de una persona, en lugar de centrarse únicamente en los síntomas físicos. Está basada en evidencia y la realizan profesionales de salud mental con formación específica.
La terapia sexual puede ayudar con una amplia variedad de temas, incluyendo baja libido, dificultades de excitación u orgasmo, dolor durante el sexo, ansiedad de rendimiento y diferencias de deseo entre las parejas. Tanto personas individuales como parejas pueden buscar apoyo mediante terapia sexual.
Cuando corresponde, el terapeuta sexual puede coordinarse con profesionales médicos como ginecólogos o urólogos para tener en cuenta factores hormonales, neurológicos u otras causas físicas.
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Terapeuta sexual vs. sexólogo: ¿cuál es la diferencia?
En internet hay mucha confusión sobre qué es un terapeuta sexual y qué es un sexólogo. Mucha gente asume que los términos significan lo mismo, pero no es así.

La diferencia principal es el tipo de trabajo que realizan: un terapeuta sexual ofrece principalmente psicoterapia para preocupaciones sexuales, mientras que un sexólogo trabaja en el campo más amplio de la ciencia de la sexualidad humana, a menudo a través de investigación, educación, salud pública o consultoría.
La licencia y la formación es otra diferencia clave. Los terapeuta sexual suelen ser profesionales de salud mental con licencia, con formación clínica verificada y entrenamiento supervisado. En cambio, “sexólogo” no es un título legalmente protegido en muchos lugares; por eso, aunque muchos sexólogos tienen una formación formal extensa, otros pueden no tenerla, y la preparación y las credenciales pueden variar bastante.
En el trabajo del día a día, los terapeuta sexual suelen llevar sesiones con clientes, evaluar síntomas y aplicar técnicas terapéuticas para ayudar a generar cambios. Los sexólogos, por su parte, pueden dar clases, escribir, investigar, crear materiales educativos o asesorar a organizaciones. Su investigación puede abarcar conducta sexual, relaciones, funcionamiento sexual y biología relacionada (como hormonas, excitación y fisiología).
Dicho esto, también hay solapamiento: algunos profesionales son ambas cosas; por ejemplo, un terapeuta con licencia que además investiga sexualidad o enseña como sexólogo.
¿La terapia sexual es solo para parejas?
La terapia sexual no es solo para parejas; también es para personas individuales. No necesitas estar en una relación para trabajar temas sexuales, y muchos de los problemas más comunes son individuales, como baja libido, ansiedad de rendimiento, dificultad para llegar al orgasmo, dolor durante el sexo, sentimientos de vergüenza o preocupaciones relacionadas con el porno o conductas sexuales compulsivas.

También puede ser una herramienta muy potente para ganar confianza y autoconocimiento, ayudando a trabajar la imagen corporal, la ansiedad, las creencias sobre el sexo o hábitos que afectan al bienestar sexual. Para quienes están solteros, la terapia sexual puede ser especialmente útil para construir patrones más saludables antes de empezar a salir con alguien: comunicación más clara, límites más firmes y mejores decisiones en torno a la intimidad.
Aunque muchas parejas sí asisten juntas a terapia sexual, especialmente por diferencias de deseo, problemas de comunicación o conflictos repetidos relacionados con el sexo, no es un requisito. Mucha gente empieza por su cuenta y más adelante incorpora a su pareja cuando resulta relevante o útil.
Razones comunes por las que la gente busca terapia sexual
Si no tienes claro si la terapia sexual es adecuada para ti, la lista de abajo puede ayudarte a hacerte una idea de los motivos más habituales. Ten en cuenta que son solo ejemplos: si tu situación no aparece, eso no significa que la terapia sexual no pueda ayudar o que tu preocupación no merezca atención.
Para personas individuales
- Bajo deseo sexual o pérdida de libido
- Caída repentina del interés por el sexo tras estrés o burnout
- Dificultad para excitarse
- Dificultad para llegar al orgasmo
- Dolor durante el sexo
- Vaginismo / tensión muscular involuntaria
- Dificultades de erección
- Eyaculación precoz
- Eyaculación retardada
- Ansiedad de rendimiento
- Miedo a la intimidad o evitación de situaciones sexuales
- Vergüenza, culpa o incomodidad relacionadas con el sexo
- Educación estricta o creencias negativas sobre la sexualidad
- Inseguridad con la imagen corporal que afecta la confianza sexual
- Dificultad para comunicar necesidades o preferencias
- Querer explorar deseos o fantasías de forma segura
- Confusión sobre preferencias sexuales o turn-ons
- Recuperar la confianza sexual tras una ruptura o una traición
- Sanar después de una experiencia sexual negativa
- Manejar conductas sexuales compulsivas o preocupaciones por uso excesivo de porno
- Estrés, ansiedad o depresión que impactan el sexo
- Efectos secundarios de medicamentos que afectan la libido o el orgasmo
- Cambios hormonales o por etapa de vida (posparto, menopausia, envejecimiento)
- Dificultades sexuales relacionadas con enfermedad, cirugía o dolor crónico
- Dificultad para tener citas o construir conexión sexual con nuevas parejas
- Querer una relación más saludable con la masturbación
Para parejas

- Diferencias de deseo (una persona quiere sexo más que la otra)
- Preferencias distintas o turn-ons incompatibles
- Ciclos repetidos de rechazo y sentimientos heridos alrededor del sexo
- Pérdida de chispa o intimidad en relaciones de larga duración
- El sexo se siente rutinario, con presión o “transaccional”
- Dificultad para iniciar el sexo (por una o ambas partes)
- Problemas para hablar de sexo sin conflicto
- Resentimiento o conflictos no resueltos que afectan al sexo
- Problemas de confianza tras infidelidad o acuerdos rotos
- Reconstruir la intimidad física después de una traición
- Desacuerdos sobre el uso de porno
- Desacuerdos sobre la masturbación o la privacidad
- Gestionar relaciones abiertas o acuerdos de no monogamia
- Problemas de límites y celos en la no monogamia
- Diferencias en aventura sexual o tolerancia al riesgo
- Dolor durante el sexo que afecta la intimidad de la pareja
- Dificultades de erección u orgasmo que impactan la dinámica de la relación
- Presión de rendimiento causada por expectativas o patrones previos
- Cambios por embarazo/posparto que afectan deseo y comodidad
- Cambios por menopausia o envejecimiento que afectan sexo y conexión
- Horarios incompatibles, agotamiento o sobrecarga por crianza que apagan la intimidad
- Recuperación tras enfermedad, discapacidad o cirugía que cambia la función sexual
- Sentirse emocionalmente desconectados y querer recuperar la cercanía
- Dificultades con el afecto, el contacto o la intimidad no sexual
- Negociar frecuencia, variedad y “qué cuenta” como sexo
- Abordar discusiones recurrentes activadas por temas relacionados con el sexo
- Volver a aprender un sexo centrado en el placer tras años de estrés



