Un látigo sexo es una herramienta de impacto emocionante, diseñada para provocar sensaciones intensas y muy dolorosas al generar un golpe agudo y concentrado sobre la piel de la persona sumisa. La mayoría de los látigos sexo tienen un mango resistente para ofrecer control, un cuerpo flexible para generar impulso y una punta, llamada cracker, que produce ese chasquido característico. Las longitudes varían desde látigos cortos de unos 90 centímetros para entornos íntimos hasta modelos de 1,8 o 2,4 metros que aportan un toque más dramático. Materiales como el cuero flexible ofrecen calidez y durabilidad, mientras que el caucho o el nailon proporcionan una alternativa moderna y vegana con un tipo de golpe diferente.
Para quienes son nuevos en el juego de impacto, un látigo BDSM no es el punto de partida. Estas herramientas requieren habilidad y precisión, por lo que son más adecuadas para personas con experiencia en el BDSM. Los principiantes deberían empezar explorando floggers o palas, que son más suaves y fáciles de controlar.
La mejor manera de aprender a usar un látigo BDSM es asistiendo a talleres impartidos por practicantes experimentados. Muchas comunidades locales de BDSM, clubes kink o educadores sex-positive ofrecen sesiones prácticas de entrenamiento con látigos. Estos talleres enseñan habilidades esenciales como la postura, la puntería, el control de la distancia y el aftercare, utilizando normalmente objetivos no humanos como cojines o esterillas antes de llegar a golpear a una pareja.





